En Yucatán hay comisarías y pequeños pueblos que tienen más de 100 años. Algunos surgieron por el auge económico de determinadas zonas y por eso mucha gente se mudó a ellos. Al pasar de los años, algunos no prosperaron lo suficiente y la gente decidió abandonarlos, este es el caso de San Nicolás, una pequeña comunidad que está a punto de convertirse en un “pueblito fantasma”
La historia de San Nicolás, en Suma de Hidalgo está relacionada con la siembra y cosecha del oro verde en 1880. Eso hizo que mucha gente fuera a vivir ahí para asegurar su estabilidad económica. En el lugar había también una hacienda que después destacó por el negocio del henequén lo que ayudó a que en 1900 hubiera una población de 285 personas.
Las oportunidades laborales empezaron a disminuir, así que en 1980 la gente empezó a emigrar. En 1995 vivían sólo 40 personas y en el 2005 habitaban 22. En el 2009 una megagranja de Kekén se ubicó en el lugar y como ya sabemos, el agua y el aire se empezaron a contaminar. Según el censo de población de 2020 allí vivían solo 9 personas.
En Realidad, la falta de oportunidades y la pobreza son de los factores que ocasionan la migración interna en las regiones. San Nicolás es uno de los ejemplos, pero aún se resiste a convertirse en un pueblo fantasma.
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