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Las calesas eléctricas: ¿Solución o estrategia de campaña?


Desde el 8 de julio de este año, se pusieron en circulación las calesas eléctricas en Mérida, las cuales fueron pensadas como una alternativa contra el supuesto abuso y maltrato animal de los carruajes tradicionales. La noticia ocupó los titulares de medios en todo el país, anunciando “la modernización” de la ciudad, pero, aunque las seis carrozas eléctricas comenzaron a funcionar, no desaparecieron las tradicionales jaladas por caballos.


En Mérida, hay aproximadamente 100 trabajadores que se dedican a los paseos en calesas, los cuales aseguran que los animales no son maltratados, son revisados y atendidos por médicos veterinarios de la Universidad Autónoma de Yucatán, la cual es una visión respaldada por el gobierno.


Sin embargo, los paseos se hacen incluso en el día, con el sol y la temperatura superior a los 35 grados, característica de la ciudad de Mérida. Las calesas son un atractivo turístico importante en Mérida y son la principal fuente de ingresos de varias familias yucatecas, por lo que más que desaparecerlas se necesita adaptarlas.


Apoyar que se detenga la explotación animal es válido. Trabajar y depender económicamente de las calesas, también es válido; lo que no es váli


do es querer tapar el sol con un dedo y anunciar una supuesta modernidad que no ha llegado.


Mientras tú estás leyendo esto, decenas de animales están jalando una carrosa con el peso de cinco persona


s, por varios kilómetros en la ciudad. Sed, cansancio, y jalones para galopar son el pan de cada día con el que se alimenta un atractivo turístico que incluso es presumido por el Ayuntamiento de la ciudad.


Es Realidad…

Por cada calesa eléctrica hay aproximadamente 16 vehículos que aún son jalados por caballos. Y aunque se haya pregonado a los cuatro vientos la supuesta modernidad, no se ha respondido al abuso y maltrato animal generado por las carrozas tradicionales.


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