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Habitantes de Santa María Chi luchan contra la contaminación

Aunque seguro no sabías de ella, Santa María Chi es una subcomisaría de Mérida de alrededor 300 habitantes, que ha convivido con la granja por más de 30 años. En los últimos tiempos la empresa amplió sus naves para criar a más de 24 mil cerdos por año.


Las primeras casas están a casi 100 metros de la empresa y la gestión de los residuos y el funcionamiento de la granja está enfermando a los habitantes. Las enfermedades del estómago abundan y hace poco un incendio dejó un humo tóxico que causó faringitis, bronquitis, tos, dolor de garganta y otras afecciones respiratorias a los pobladores.


La gente ha pedido auxilio de todas las formas posibles, pero no los escuchan. Cansados de la situación hicieron un plantón a un costado de la empresa para exigir que cese la contaminación y han recolectado firmas para que la Comisión de Derechos Humanos de Yucatán tome cartas en el asunto, pero a pesar de eso, la granja sigue funcionando.


Por su parte, el Ayuntamiento de Mérida, la Secretaría de Salud y la Secretaría de Desarrollo Sustentable tardaron en reaccionar ante este problema ambiental sin una solución rápida y efectiva; la empresa pone trabas para que se inspeccione su funcionamiento y mientras todo eso pasa, la gente se sigue enfermando.


En Realidad, la contaminación ambiental que generan las granjas porcícolas se ha convertido en un padecimiento crónico para muchas comunidades en Yucatán. Hay más de 200 de ellas en la zona donde mayormente viven comunidades que no llegan a más de 2 mil personas y todos están obligados a vivir con el mar olor del aire y la contaminación del agua, porque la respuesta del gobierno de Yucatán no es inmediata.



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