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¿Cómo la medicina psicodélica podría mejorar la salud mental?



MDMA, LSD, psilocibina y ketamina, son solo algunas de las sustancias psicoactivas que alteran la percepción, el estado de ánimo y los procesos cognitivos, provocando profundos cambios de conciencia que en la década de los 60s hicieron tambalear a gobiernos de diversos países porque hacían que las personas cuestionaran al sistema que en ese momento promovía la guerra. Quienes los consumían eran etiquetados como hippies o asociados a movimientos contraculturales.


Estos estigmas basados en pánico moral, racismo y posturas políticas, frenaron importantes investigaciones científicas de cómo estas “drogas” podrían ser un tratamiento para afecciones mentales, como la del Dr. Stanislav Grof, quien entre 1950 y 1960 sentó las bases del uso de psicodélicos en contextos terapéuticos, especialmente el LSD.


En la actualidad, hay científicos en todo el mundo generando conocimiento sobre los efectos de estas sustancias que facilitan experiencias introspectivas que permiten explorar y resolver problemas emocionales, traumas y patrones de pensamiento limitantes, pues de acuerdo a la Facultad de Psicología de la UNAM, el consumo de psicodélicos crea cambios en la estructura y funciones cerebrales, por lo que la experiencia para cada persona es totalmente diferente y su duración dependerá de la sustancia y dosificación. 


Y aunque su uso recreativo, puede resultar en recuerdos excitantes o nada agradables, En Realidad, su aplicación médica y científica en occidente revela resultados desde la primera sesión en pacientes con estrés postraumático, depresión, ansiedad, adicciones, Alzheimer, enfermedades resistentes a otros tratamientos, e incluso, neurodivergencias.


Es indispensable que se continúe legislando para impulsar investigaciones sobre las terapias psicodélicas, así como su socialización y comercialización justa y accesible, con protocolos que garanticen la seguridad en la preparación, aplicación y seguimiento, regulaciones que incluso podrían coadyuvar en la guerra contra el mercado negro y legalizar el dinero que de por sí ya ronda en las calles.


No obstante, hay psicodélicos naturales como el peyote, psilocibina, mescalina, bufo y cannabis que procuran el bienestar mental y espiritual y los cambios personales a través del contacto con la tierra, sin generan dependencia. Sin embargo, su explotación ceremonial pone en riesgo a quienes acuden con charlatanes que no solo faltan el respeto a tradiciones ancestrales de culturas indígenas, sino que ponen en riesgo la salud de las personas.


Así que sí estás pensando acudir a algún retiro o ceremonia, plantéate primero el por qué, investiga al facilitador y sé consciente que para todo mal hay una medicina y los psicodélicos no son para cualquiera.


Soy Mayra Vences y antes de despedirme, te invito a compartir y dejar tus comentarios. Nos vemos en las redes.


Opinión de Mayra Vences.

Este es el transcrito del video que encuentras en nuestras redes sociales.

#Opiniones es un espacio de En Realidad.


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