Problemas de salud como enfermedades de la piel, problemas estomacales y casos de dengue, se han vuelto frecuentes, entre los habitantes de Chapab, Yucatán. La razón es el funcionamiento de la mega granja porcícola “Unión de Aparceros Chapab y Productora Pecuaria de Yucatán” que fue instalada desde el 2017 y que produce 48 mil cerdos por ciclo.
La contaminación del agua y la tierra se volvió insostenible, pues en el 2020 los habitantes descubrieron que una tubería de 300 metros proveniente de la granja arrojaba desechos en sus cultivos causando una grave contaminación. La comunidad maya promovió una demanda en ese año para frenar el desarrollo de esta mega granja. Aunque inicialmente la ganaron, la empresa logró que fuera desechada en marzo del 2021 valiéndose de todo tipo de argumentos legales. Luego fue nuevamente demandada y empresa logró que se desestimara el caso para evadir su responsabilidad.
Al no encontrar justicia en Yucatán, la comunidad maya ha solicitado a la Suprema Corte de Justicia que considere el caso, pues las afectaciones a la población y al ambiente son severas. Además, piden que se trate desde una perspectiva de derechos humanos, pues es la única forma que se aborden en conjunto las graves afectaciones sociales y de salud que padece la comunidad de Chapab.
En realidad, en Yucatán hay pocas estrategias para proteger a las comunidades mayas de la contaminación que generan las mega granjas porcícolas. Chapab no es el único pueblo que ha sufrido estas consecuencias, al menos 10 comunidades de Yucatán enfrentan problemas de este tipo y la justicia para ellos no llega.
Hace unos días se aprobó el Paquete Económico Fiscal del 2024 en Yucatán y algunos diputados señalaron que este no incluía presupuesto para desarrollar acciones que combata la contaminación y garantice el consumo del agua potable para todos. Al parecer, este aspecto se sigue quedando atrás en la agenda política del estado.
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